Cali, septiembre 25 de 2025. Actualizado: miércoles, septiembre 24, 2025 23:22
El Gobierno Nacional debe actuar ya para frenar la escalada criminal que amenaza a la ciudad.
Seguridad sin excusas para Cali
El llamado del alcalde Alejandro Eder no puede seguir cayendo en el vacío. Resulta inadmisible que, más de un mes después del atentado contra la base aérea de Cali, que dejó siete muertos, más de 70 heridos y millonarias pérdidas en viviendas y comercios, el gobierno nacional no haya adoptado las medidas necesarias para reforzar la seguridad en la ciudad.
No se trata solo de un hecho aislado: Cali es el epicentro donde confluyen las economías ilegales del suroccidente, lo que la convierte en blanco estratégico de organizaciones criminales cada vez más violentas.
La situación se agrava con la serie de atentados sicariales y los homicidios que siguen golpeando a la ciudadanía.
En lo que va del año, se han registrado 726 asesinatos, cifra que, aunque muestra una leve reducción en los últimos meses, sigue evidenciando el profundo problema de seguridad de Cali.
Es evidente que el esfuerzo de la administración local y de la Gobernación del Valle no es suficiente.
Los recursos municipales y departamentales son limitados, y solo el gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro como comandante en jefe de las Fuerzas Militares y de Policía, puede tomar las decisiones estructurales que la ciudad necesita.
Resulta inconcebible que se convoque un consejo de seguridad tras un atentado de semejante magnitud y que, pasado el tiempo, las promesas sigan sin materializarse.
Cali requiere fortalecimiento urgente de la inteligencia, despliegue de capacidades tecnológicas y presencia efectiva del Estado en el territorio.
No basta con anuncios, se necesitan acciones concretas que permitan prevenir nuevos ataques y desarticular las estructuras que hoy operan con relativa libertad.
La seguridad no puede ser rehén de las diferencias políticas. El presidente debe escuchar el llamado del alcalde y pensar primero en los caleños, quienes, además, le otorgaron un respaldo electoral significativo, apoyo que no se retribuye con discursos, sino con decisiones firmes que devuelvan la tranquilidad a una ciudad que no puede resignarse a vivir bajo el miedo.