Cali, diciembre 18 de 2025. Actualizado: miércoles, diciembre 17, 2025 23:07

Javier Navarro O.

La identificación de escenarios de riesgo extorsivo con enfoque territorial

Javier Navarro O.

La extorsión se ha consolidado como una de las economías criminales más persistentes y de mayor impacto social en Colombia.

Su incidencia afecta la estructura empresarial, el tejido social, la dinámica del comercio local y la percepción de seguridad de las comunidades urbanas y rurales.

En un escenario donde conviven múltiples grupos delincuenciales, estructuras residuales, redes carcelarias y economías ilegales, es fundamental construir modelos de análisis prácticos que permitan anticipar y clasificar los riesgos, para actuar basados en la evidencia del territorio y traspasar el umbral del temor que visibilice el fenómeno.

En este sentido, el “Modelo de Identificación de Escenarios de Riesgo” extorsivo, basado en tres variables críticas, constituye una herramienta estratégica para orientar la acción institucional y la prevención en el territorio.

Este modelo se sustenta en tres preguntas esenciales, ¿Existe o No la extorsión en el territorio?, ¿La conoce o No la autoridad competente?, ¿La comunidad denuncia o N ?

Con base en estas variables, se plantean cuatro escenarios que permiten comprender el fenómeno desde dinámicas diferenciadas: óptimo, preventivo, crítico y de percepción.

Su aplicación territorial permite identificar focos prioritarios de intervención, así como definir líneas de acción inmediatas en materia de prevención, reacción e investigación.

En un escenario Óptimo, ideal para cualquier municipio del Valle, la extorsión existe pero se denuncia, se reporta y es conocida por el GAULA.

Aquí el nivel de confianza institucional es alto y, generalmente, los indicadores operativos avanzan de manera favorable.

Municipios con operatividad fuerte y un tejido empresarial organizado pueden ubicarse temporalmente en esta categoría, aunque esto requiere sostenimiento permanente.

En contraste, el escenario Preventivo es aquel donde el delito existe, no se denuncia, pero la autoridad lo conoce.

Este escenario es recurrente en zonas con presencia de crimen organizado, donde la comunidad identifica riesgos pero evita denunciar por temor o desconfianza.

Algunos municipios como Buenaventura, Jamundí, Tuluá o Palmira pueden estar expuestos a esta tipología, donde el riesgo es alto y la intervención temprana es determinante.

El escenario Crítico, por su parte, representa el punto más complejo del riesgo extorsivo: el delito existe, la autoridad no lo conoce y la comunidad tampoco lo denuncia.

Allí predomina la impunidad y la expansión silenciosa de la extorsión. Es característico de zonas donde la intimidación criminal es dominante y el silencio se ha normalizado como mecanismo de protección.

Finalmente, el escenario de Percepción se presenta cuando no existe la extorsión, pero la comunidad cree que sí.

En estos casos hay alarma social, desgaste institucional y deterioro de imagen pública, aun sin hechos concretos confirmados.

La utilidad del modelo para el Valle del Cauca radica en su capacidad para leer la realidad en cada municipio, corregimiento y área urbana, permitiendo priorizar intervenciones, fortalecer la confianza, incrementar la cobertura preventiva y anticipar el daño antes de que escale.

Su aplicación articulada entre la Gobernación, la Fuerza Pública, las alcaldías, cámaras de comercio y gremios empresariales constituye hoy una necesidad estratégica para proteger la economía regional, la institucionalidad y la tranquilidad ciudadana frente a esta amenaza criminal.

El desafío no es solo mapear amenazas, sino actuar con decisión antes de que esas amenazas se materialicen, en un contexto donde el silencio fortalece al agresor y vulnera las comunidades, la verdadera diferencia la marca la anticipación.

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