Petro viene a Cali a dividirnos

Edwin Maldonado

A pesar del rechazo ciudadano, de la controversia por la consulta popular por decreto y de la creciente tensión institucional tras el atentado contra el senador y precandidato Miguel Uribe, el presidente Gustavo Petro insiste en venir a Cali este 11 de junio.

Ahora bajo un nuevo disfraz: una “concentración por la paz y la democracia”. Pero detrás del mensaje, la estrategia es la misma: usar las calles para hacer campaña, confrontar al Congreso, victimizarse políticamente y presentarse como la única voz legítima del pueblo.

Durante el estallido social de 2021, Petro —entonces candidato— capitalizó el dolor, la frustración y la indignación de miles de jóvenes y ciudadanos para construir un discurso de cambio que lo llevó a la Presidencia.

En el Valle del Cauca obtuvo más de 1.3 millones de votos en segunda vuelta. Fue una de sus mayores fortalezas electorales.

Pero, ¿qué ha hecho desde entonces por esta región? Promesas, muchas. Resultados, muy pocos.

Nos prometieron inversión regional, pero los grandes proyectos siguen estancados: Mulaló–Loboguerrero, la modernización del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, la profundización del canal de acceso a Buenaventura, el Tren de Cercanías… todos en el papel, sin cronogramas ni recursos. Buenaventura sigue siendo rehén de grupos armados; Jamundí y Tuluá enfrentan una ola de violencia sin precedentes; y en Cali los atentados terroristas ya no sorprenden a nadie.

A esto se suma un desprecio institucional que ha quedado en evidencia. Ministros que incumplen citas, falta de presencia estatal y cero avances estructurales.

Como si fuera poco, ahora intenta convocar una consulta popular sin aval del Congreso, pasando por encima del Consejo de Estado, en una clara usurpación de funciones.

Lo que no pudo lograr con argumentos, pretende imponerlo con presión callejera. Eso no es democracia. Es populismo autoritario.
En vez de venir a resolver los problemas de seguridad o a destrabar los proyectos estratégicos, el presidente llega a polarizar.

Cambia los nombres de sus convocatorias —movilización popular, concentración por la democracia, toma cultural—, pero el objetivo es el mismo: confrontar, dividir, presionar. Usa discursos de “pueblo contra élite”, “ricos contra pobres”, “Congreso contra ciudadanía”, como si eso resolviera algo.

Cali no puede seguir siendo instrumentalizada como telón de fondo de una estrategia de confrontación. Esta ciudad ha sufrido demasiado y merece respeto, no manipulación. Merece soluciones reales, no arengas. Inversión, no discursos. Unidad, no división.

Cali es una ciudad alegre, trabajadora y profundamente diversa. Gente buena, luchadora y creativa que no merece ser usada como escenario de odio, mientras aumentan la inseguridad, la informalidad y el deterioro de la salud.

Presidente: si viene a Cali, venga a cumplirle a la región. No a seguir alimentando su narrativa de víctima ni a dividir al país. Usted no es el único que representa al pueblo.

Y el pueblo ya no come cuento. Exige hechos, no excusas.

Cali no se va a dejar dividir. Seguiremos luchando por el respeto, el desarrollo y la dignidad que merecemos.

@edwinhmaldonado