Cali, diciembre 15 de 2025. Actualizado: domingo, diciembre 14, 2025 13:16

Jaime Alberto Leal Afanador

Servir y agradecer… para dar sentido a nuestra vida

Jaime Alberto Leal Afanador - Rector UNAD

Hay múltiples fórmulas que gurús, expertos en administración, millonarios y muchos libros nos recomiendan como estrategias para alcanzar el éxito en nuestros proyectos personales, profesionales y empresariales.

Las más comunes para consolidar proyectos laborales, generalmente enfocados en el cumplimiento de metas y liderazgo, son: Trabajar duro y en equipo, concentrarse en objetivos claros, ser ético y actuar con valores, respetar a los demás, persistir en el intento, capacitarse permanentemente, tener una disciplina y una estructura en la rutina diaria, acompañarse de ejercicio físico y de adecuados hábitos alimenticios, ser fiel a la familia y a unas creencias, y cultivar una importante red de contactos, entre otras.

Quien desee ver que su trabajo sea bien valorado, lograr resultados de impacto, liderar grupos hacia causas humanamente positivas y hacer que tanto su aporte a su entorno (familia, vecindario, comunidad, empresa, país….) como su herencia profesional (trabajo, estudio, interacción con los demás, desarrollos de bienes y servicios, emprendimientos…) puedan ser valorados positivamente como impactantes, exitosos, transformadores y gestores de un mundo mejor, no sólo debe seguir esos consejos sino que, además, y muy especial y casi que obligadamente, debe asegurarse que su acción está imbuida en el servicio y el agradecimiento a los demás.

Pero, muchos se consideran exitosos profesional y socialmente, pero se quedan en hacer algo bien, pero sin sentido ni contexto; logran importantes resultados en sus trabajos, pero a costa de maltratos y prácticas antiéticas; alcanzan reconocimientos laborales, pero a costa de su vida familiar; y ascienden en sus empresas y organizaciones, con más sus ingresos, pero a costa de su propia salud o sus amigos.

Todos ellos pueden ser muy dedicados, estudiosos y disciplinados, pero eso no es suficiente.

Una persona que logra, a través de su trabajo, trascender e impactar positivamente, no solo sigue las recomendaciones mencionadas, sino que también es consciente que vive para y de los demás, que la realización personal solo es posible cuando el propio entorno progresa, cuando reconoce los aportes de los otros, cuando logra que lo bueno de sí mismo sea aprehendido por los demás a través del servicio, y cuando, pese a su conocimiento, dinero o poder, agradece a los demás la posibilidad de interactuar, de trabajar juntos, de aprender y de ayudar.

En medio de su infinita misericordia, a la Madre Teresa de Calcuta

se le atribuye la sentencia según la cual “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. Una dura pero real reflexión que especialmente valoramos cuando somos beneficiarios del servicio de otros o cuando nuestro corazón se hincha de orgullo por servir.

Ese servir demanda una coraza especial del espíritu y no se da de un momento a otro. Es producto de la convicción y de una experiencia de vida, que sólo los verdaderos líderes y, detrás de ellos, las organizaciones, empresas, familias, universidades y gobiernos que dirigen, pueden mostrar.

Son personas conscientes que solo en el bienestar de los otros es posible vivir el bienestar propio; y quienes saben agradecer, de corazón, a la existencia y a un ser superior, la posibilidad de transitar juntos, con otros, el camino de la vida.

La gratitud, a su vez, es el complemento natural del servicio que da el más humano de los humanos. Bien se atribuye a Jean-Baptiste Massieu, pensador francés del siglo XVIII, que “la gratitud es la memoria del corazón”.

Ambas virtudes –servir y agradecer– son expresiones genuinas de humanidad y de reconocimiento de que más allá de nuestro lugar social, económico, familiar, de salud, conocimiento o, incluso, suerte en el mundo, nadie es perfecto ni está completo y de que todos necesitamos algo de alguien y todos también tenemos la posibilidad de dar algo a los demás.

La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio a los demás”, nos enseñó Mahatma Gandhi.

Por su parte, Cicerón dijo que “la gratitud no solo es la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás”.

Sólo quien sabe servir y agradecer es consciente que el mundo es cambiante, así como el trabajo y la suerte, y que solo en la medida en que nos pongamos en la posición de los demás, especialmente desde sus ausencias y necesidades, así como de valorar lo que podemos aprender y tomar de ellos, podremos avanzar como humanidad.

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viernes 12 de diciembre, 2025
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