Cali, octubre 24 de 2025. Actualizado: jueves, octubre 23, 2025 23:39

El fallo que regula las alocuciones del presidente debe ser respetado para salvaguardar la credibilidad institucional.

El discurso presidencial tiene reglas, y deben cumplirse

El discurso presidencial tiene reglas, y deben cumplirse
Foto: Presidencia de Colombia
viernes 24 de octubre, 2025

El Consejo de Estado ordenó a la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) que establezca un reglamento que defina cuándo y cómo el presidente puede hacer uso de alocuciones televisadas, porque advirtió que el uso indiscriminado de esta figura vulnera el derecho a la información.

Lo primero que se debe tener claro es que aquí no se está censurando al presidente de la República ni se le está impidiendo que se dirija al país; lo que se le pide es que lo haga dentro del marco que la Constitución y la jurisprudencia exigen: en “situaciones de especial urgencia”, con tema y duración delimitados, sin recurrencia constante ni uso con fines partidistas.

Esta coyuntura tiene un paralelo relevante con el programa Prevención y acción, del expresidente Iván Duque, quien durante la pandemia aparecía diariamente en la televisión nacional, una frecuencia que diluyó la solemnidad del discurso presidencial, llevó a cuestionar la necesidad de sus apariciones cotidianas en televisión y rayó en la propaganda.

Ahora, el presidente Gustavo Petro, con un uso intensivo de las alocuciones, ha tensionado ese límite.

Lo que está en juego no es solo el formato, sino la credibilidad del gobierno, la confianza ciudadana en el ejercicio del poder y la independencia informativa.

Cuando un jefe de Estado aparece con frecuencia prolongada en televisión, sin delimitar tema ni duración, se corre el riesgo de que el mensaje pierda peso o se perciba como control de la narrativa más que como información al país.

El respeto por las formas también importa, más si quien las acata, las desconoce o las cuestiona es la primera autoridad.

En política, no solo cuenta lo que se dice, sino también cómo, cuándo y por qué se dice, y en el caso de las alocuciones presidenciales, su valor no está en su duración ni en su frecuencia, sino en su relevancia.


El discurso presidencial tiene reglas, y deben cumplirse

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