El debate del Esmad

Uno de los debates más complejos que afrontará el gobierno que comienza tiene que ver con el futuro del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía, Esmad, el cual el Pacto Histórico, al calor de la campaña electoral, prometió eliminar.

A lo anterior se suma la recomendación hecha por la Comisión de la Verdad, que en su informe sugirió la “reforma o eliminación del Esmad e incorporación de procesos de formación públicos y evaluables para prevenir la estigmatización y criminalización de movimientos y organizaciones sociales”.

Después de este contexto, vale la pena preguntar si la eliminación del escuadrón antidisturbios sería responsable. Si bien el debate sobre la proporción de la fuerza y el uso de armas traumáticas debe darse, desmontar el Esmad sería absolutamente irresponsable, pues dejaría a la ciudadanía a merced de los vándalos.

Este es un tema en el que es necesario hacer varias precisiones, como, por ejemplo, aclarar que quienes protestan de manera pacífica no tienen porqué sentirse amenazados por el escuadrón antidisturbios, pues, como su nombre lo indica, este cuerpo interviene únicamente cuando hay alteraciones del orden público.

Cali es un ejemplo de lo que ocurriría en Colombia si el Esmad es eliminado. Durante las revueltas de abril y mayo de 2021, cuando fueron incendiados buses y estaciones del MIO, no se permitió que el escuadrón antidisturbios actuara, lo que dejó el sistema de transporte a merced de delincuentes y permitió que 53 buses fueran afectados, 16 incinerados, 12 estaciones destruidas y 43 vandalizadas.

Una cosa es que se revisen los protocolos y los elementos que utiliza el Esmad, que claramente deben ser proporcionales a la agresión que se enfrente, y otra, muy diferente, es dejar al país sin una fuerza que contenga al vandalismo. Llámese como se llame, necesitamos un escuadrón antidisturbios.

Foto: Policía Nacional

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