Cali, septiembre 2 de 2025. Actualizado: lunes, septiembre 1, 2025 23:12

La Aerocivil asumió la operación del Alfonso Bonilla-Aragón, pero lo clave será definir pronto un concesionario con experiencia internacional.

Un operador a la altura del aeropuerto

Un operador a la altura del aeropuerto
Foto: Alcaldía de Cali
martes 2 de septiembre, 2025

La coyuntura que hoy vive el aeropuerto Alfonso Bonilla-Aragón, con la Aerocivil a cargo de su operación tras 25 años de concesión a Aerocali S.A., obliga a mirar más allá de la transición.

El tercer aeropuerto más importante del país no puede quedar sometido a la improvisación, lo fundamental es que quien lo opere, ya sea en esta etapa temporal o a futuro con un nuevo concesionario, garantice eficiencia, seguridad y calidad en los servicios, porque de ello depende la competitividad de Cali, del Valle del Cauca y de todo el suroccidente colombiano.

La experiencia en Colombia y en el mundo es clara: los aeropuertos que cuentan con operadores especializados logran estándares más altos de conectividad, modernización y expansión.

Por eso es urgente que el gobierno avance en la licitación anunciada, sin más retrasos, y abra la competencia a empresas nacionales e internacionales con trayectoria comprobada.

El objetivo no puede ser otro que consolidar al Bonilla-Aragón como un hub estratégico en la mitad del continente, con capacidad para conectar rutas entre el norte y el sur de América.

En medio de las incertidumbres que genera la operación estatal, resulta destacable que el modelo de licitación contemple la integración de otras terminales de la región, como los aeropuertos de Buenaventura y Juanchaco.

En el caso de Buenaventura, la conexión aérea sería un complemento decisivo para la competitividad de su puerto, clave para el comercio exterior del Pacífico colombiano.

Apostar por una visión integral de los aeropuertos del suroccidente es una oportunidad para diversificar mercados, atraer inversión y dinamizar el turismo.

Lo que está en juego no es menor. Un retraso en adjudicar un nuevo concesionario priva a la región de inversiones urgentes en infraestructura y limita la capacidad de atraer nuevas rutas internacionales.

Por eso, la responsabilidad del gobierno es doble: garantizar que la Aerocivil mantenga la eficiencia en esta transición y, al mismo tiempo, adjudicar pronto la concesión a un operador capaz de potenciar el aeropuerto.


Un operador a la altura del aeropuerto

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