Un Nobel para rescatar la democracia venezolana

La entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado es un acontecimiento que emociona y que devuelve la esperanza de ver a Venezuela reconquistar su democracia.

Sin duda, este reconocimiento internacional destaca su lucha pacífica frente a la dictadura de Nicolás Maduro y la resiliencia de millones de venezolanos que resisten sin armas, sin violencia y con una valentía admirable.

Las dificultades que la dirigente venezolana tuvo que sortear para salir de su país y llegar a Oslo reflejan claramente lo que se vive en su país, bajo un régimen que criminaliza la oposición.

Lo que para cualquier dirigente democrático sería un trámite diplomático, para ella se convirtió en un acto de escape que revela la profundidad del autoritarismo en Venezuela.

Por todo ello, el valor simbólico del Nobel es enorme. La comunidad internacional envía un mensaje claro: el mundo no es indiferente a lo que ocurre en Venezuela.

Sin embargo, allí aparece una contradicción vergonzosa: mientras el mundo democrático celebra el reconocimiento a una mujer que encarna la resistencia pacífica, en Colombia parte del oficialismo y el propio gobierno intentan restarle importancia, alineándose no con las víctimas del régimen venezolano, sino con el régimen que las produjo.

Esa postura no solo desconoce la magnitud del logro, sino que envía un mensaje equivocado sobre los valores que deberían defenderse en una democracia.

Colombia lo sabe de primera mano, pues basta salir a la calle para encontrar a un venezolano cuya historia personal es testimonio del colapso democrático y económico de su país.

Ese exilio masivo debería ser suficiente para que ninguna nación que se considere democrática respalde a un régimen que empobreció al segundo país más rico de la región y expulsó a millones de sus ciudadanos.

Ojalá este Nobel marque el inicio de un giro definitivo y pronto haya una transición pacífica hacia la democracia en Venezuela.

Comments