Cali, octubre 16 de 2025. Actualizado: miércoles, octubre 15, 2025 23:39
La falta de apoyo del gobierno nacional amenaza el futuro del Tren de Cercanías, un proyecto estratégico para la región.
Presidente, no se baje del tren de cercanías
El Tren de Cercanías del Valle del Cauca lleva más de una década de trabajo técnico y concertación institucional, es una apuesta regional que podría transformar la movilidad, generar más de 14.000 empleos y reactivar la industria ferroviaria del suroccidente colombiano.
Sin embargo, pese al compromiso expresado en septiembre por la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, para firmar su respaldo en octubre, el gobierno nacional sigue sin concretar lo prometido y, lo que es peor, tras un rifirrafe con el presidente de la Asamblea del Valle, Hugo Perlaza, el propio presidente Gustavo Petro puso en duda el proyecto.
Esta incertidumbre preocupa. El Valle del Cauca, que en las urnas respaldó masivamente al actual gobierno, no ha recibido retribución alguna.
A menos de diez meses de que termine el mandato, no hay un solo proyecto de gran impacto que el gobierno Petro haya dejado en el departamento, y el Tren de Cercanía, por su impacto, alcance y proyección, no puede convertirse en víctima de diferencias políticas ni de cálculos electorales.
Es una obra que trasciende gobiernos y que debe ser tratada como una política de Estado.
El proyecto está completamente estructurado: cuenta con estudios de prefactibilidad y factibilidad terminados, una arquitectura financiera definida y un esquema de gobernanza sólido.
Solo falta que la Nación formalice la cofinanciación por 8,4 billones de pesos de la Nación, equivalentes al 70 %.
No se trata de una propuesta improvisada, sino del resultado de años de planificación liderados por la gobernadora Dilian Francisca Toro, desde su primer mandato, y el alcalde Alejandro Eder, desde su gestión como director de ProPacífico.
El Tren de Cercanías no es una bandera política: es una necesidad de desarrollo, integración y sostenibilidad.
Si este gobierno quiere dejar un legado en el suroccidente, debe empezar por cumplir su palabra, porque mientras se postergan las decisiones, el tren sigue sin arrancar y el Valle sigue esperando.