Cali, diciembre 24 de 2025. Actualizado: miércoles, diciembre 24, 2025 00:08
Ruido, salud y convivencia
Pirotecnia: un impacto silencioso sobre el cerebro vulnerable
La pólvora no solo produce ruido: genera estrés, desorientación y riesgo clínico en personas con Alzheimer, adultos mayores y personas con autismo. La evidencia médica explica por qué.
La discusión sobre la pirotecnia suele centrarse en celebraciones y tradiciones. Sin embargo, en las últimas semanas, una imagen comenzó a circular con fuerza en Instagram y WhatsApp: lazos o cintas azules colocados en fachadas para advertir que allí viven personas con autismo o adultos mayores y pedir, de manera respetuosa, que no se queme pólvora cerca.

La publicación, que se viralizó en redes sociales, abrió un debate necesario sobre un aspecto poco considerado: el impacto del ruido extremo en poblaciones con alta vulnerabilidad neurológica.
Desde la medicina y la salud pública, el efecto de la pirotecnia va más allá de una simple molestia sonora.
Los estallidos impredecibles, los picos de intensidad y la contaminación ambiental asociada pueden desencadenar respuestas físicas y cognitivas severas en personas con deterioro cognitivo, adultos mayores y personas con trastornos del neurodesarrollo. La evidencia científica permite explicar por qué.
Personas con Alzheimer: ruido que desorienta y agrava síntomas
En personas con enfermedad de Alzheimer u otras demencias, la capacidad de procesar estímulos externos se encuentra alterada.
El ruido súbito y repetitivo de la pirotecnia puede generar episodios de confusión aguda, ansiedad intensa, agitación psicomotora y desorientación temporal y espacial.
Este efecto no es anecdótico. La Fundación de Alzheimer de América advierte que los estímulos sensoriales intensos pueden actuar como detonantes de crisis conductuales.
En ese contexto, Jennifer Reeder, directora de Servicios Educativos y Sociales de esta organización, resume el problema de forma clara: “Los fuegos artificiales y las grandes multitudes pueden ser estresantes y desorientadores para una persona con demencia”.
Desde un enfoque clínico, estos episodios no solo afectan la calidad de vida del paciente, sino que incrementan el riesgo de caídas, descompensaciones médicas y hospitalizaciones.
En adultos mayores con demencia, la respuesta al estrés suele ser más prolongada, lo que explica por qué los efectos pueden extenderse horas o incluso días después de la exposición al ruido.
Adultos mayores: el ruido como factor de riesgo físico y ambiental
En la población adulta mayor, incluso sin diagnóstico de demencia, la pirotecnia representa un riesgo subestimado.
El envejecimiento conlleva cambios fisiológicos en el sistema auditivo, cardiovascular y respiratorio que aumentan la vulnerabilidad frente a estímulos extremos.
Un artículo científico publicado por la Librería Nacional de Medicina de Estados Unidos analizó los efectos de los fuegos artificiales sobre la calidad del aire y la salud, señalando que estos eventos incrementan de manera significativa la concentración de partículas finas y contaminantes atmosféricos.
Esta exposición se asocia con exacerbaciones de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, particularmente en adultos mayores, quienes presentan menor capacidad de adaptación frente a estos cambios ambientales.
Personas con autismo: hipersensibilidad sensorial y dolor auditivo
En el caso de las personas con trastorno del espectro autista (TEA), el impacto de la pirotecnia está ampliamente documentado.
La Fundación ConecTEA explica que muchas personas con autismo presentan hipersensibilidad auditiva o hiperacusia, una condición en la que los sonidos cotidianos o intensos se perciben como dolorosos o abrumadores.
Según esta organización, los fuegos artificiales pueden alcanzar niveles superiores a los 120 decibeles, muy por encima de lo tolerable para quienes tienen procesamiento sensorial alterado.
La consecuencia inmediata puede ser miedo extremo, crisis de angustia, conductas de escape, bloqueo comunicativo o episodios de autolesión.
La evidencia clínica refuerza esta observación. Un informe de caso publicado en PubMed Central describe cómo la hiperacusia en una persona con autismo afecta de manera severa la tolerancia a sonidos intensos, generando respuestas fisiológicas y emocionales desproporcionadas frente a estímulos similares a los de la pirotecnia.
El estudio subraya que no se trata de una incomodidad subjetiva, sino de una respuesta neurológica real.

