Chamán de la Tribu Artesana

Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente

Érica Solarte Otero desde muy joven halló en las artes plásticas una pasión y su camino de vida.

Su historia particular fue impulsada por esa vocación artística que, además de tomarla como herramienta de supervivencia, pronto la asumió como oportunidad de reconocimiento social, permitiéndose liderazgos de transformación personal y comunitaria.

Desde los 14 años de edad, más que explorar el arte como placer, empezó a profundizar su atracción hacia los colores, las texturas y las infinitas posibilidades creativas del ámbito de las artes manuales.

En un principio quiso orientar su futuro mediante el dibujo arquitectónico, pero su opción definitiva la centró en el arte pictórico por ser una forma libre, orgánica y expresiva.

Érica en entrevista del Diario Occidente, habló de su vocación, su liderazgo en Mariano Ramos y otros barrios de la Comuna 16 y, se describió como chaman de la Tribu Artesana.

¿Cómo nace tu vocación artística?

Mi amor por las manualidades estuvo determinado por el ambiente artístico en que crecí: asistía a talleres, donde fue increíble conocer la pintura y descubrir sus técnicas maravillosas.

Es decir que mi vocación estuvo estimulada por la riqueza del entorno. Uno de los momentos que marcó mi vida fue el encuentro con una joven que elaboraba agendas artesanales en la Loma de la Cruz.

Aquella experiencia fue muy significativa para mí que cuando fui capaz de hacer mi primera agenda, descubrí mi potencial creativo y, me prometí compartirlo con otras personas.

Los elogios por mi trabajo, de parte de compañeritas de colegio y de varios amigos, incluyendo los de una profesora, me decidí por estudiar el arte de manera formal, para lo cual pedí cupo en el Instituto Popular de Cultura (IPC) de Cali, donde encontré el paraíso que cambiaría el rumbo de mi vida.

¿Su formación profesional?

En el Instituto Popular de Cultura no solo hallé el espacio elegido para mi formación técnica y conceptual, sino el recinto que congregaba una comunidad artística y valoraba el arte como el instrumento de transformación social.

Allí comprendí que el arte no es solamente expresión individual, sino también un lenguaje universal, poderoso para narrar historias colectivas, sanar memorias, reivindicar identidades y generar conciencia crítica.

Estas visiones fueron los ejes, las propuestas artísticas y pedagógicas, que me indicaron cómo guiar mi profesión con proyectos artísticos y sociales.

¿Indicadores de su proyecto?

Desarrollo mi carrera profesional mediante un recorrido que combina la práctica artística guiada por el compromiso comunitario.

Mi labor social, por ejemplo en Mariano Ramos y otros barrios de la Comuna 16 de Cali, siempre se guía por el fomento de espacios de encuentro, aprendizaje y expresión entre niños, niñas, jóvenes y adultos.

Mi trabajo promueve talleres en bibliotecas, escuelas, casetas comunales y espacios públicos, donde cultivo un arte cercano, sensible y transformador.

¿Cuáles son sus técnicas?

Mi propuesta artística integra diversas técnicas de la pintura y demás artes plásticas, por ejemplo, el muralismo, el dibujo, la escultura y la técnica textil, fundamentadas y enriquecidas por la oralidad, la memoria ancestral y los saberes populares.

En cada uno de mis proyectos, busco generar un diálogo intergeneracional, afectivo y transformador. Expongo y promuevo el arte como la herramienta universal y social para construir comunidad, identidad y dignidad.

A través de esta técnica, promuevo un enfoque que guíe y fortalezca un arte popular, profundamente territorial, étnico y de género, que rescate y revalorice las raíces afrodescendientes, indígenas y populares.

¿Construye un legado?

Entre mis satisfacciones principales y fundamentales que permiten realizarme como artista popular, destaco que voy construyendo mi legado, representado por el colectivo Tribu Artesana, organización cultural que nació tras el deseo de cinco mujeres de salir adelante con emprendimientos artísticos.

Con el tiempo, esta tribu creció hasta lograr la hermandad de 57 miembros. Convergen sus referentes, procesos creativos, y lo más importante, forja economía circular y empoderamiento comunitario.

Tribu Artesana no es solo una marca o emprendimiento; es un espacio de colaboración, aprendizaje mutuo y transformación social a través del arte y la memoria.

¿Qué es la Tribu Artesana?

Tribu Artesana se consolida como una plataforma para el desarrollo autónomo de mujeres y hombres que trabajan desde sus saberes ancestrales y territoriales.

Desde la cerámica, la pintura, el bordado, el tejido y otras expresiones tradicionales y contemporáneas. Es un colectivo que promueve el arte como expresión ética, estética y de consciencia social, que valora tanto el producto como la historia de quien lo crea.

Valoramos el arte como el mejor medio de solidaridad, como la clave autentica para fortalecer la identidad cultural y la resiliencia en aquellas comunidades marcadas por la desigualdad y el olvido.

¿Su proyección social?

La Tribu Artesana quiere proyectarse más allá de lo local. Nuestra visión es convertirnos en un colectivo cuyo radio de acción sea a nivel nacional mediante procesos de transformación social, empoderamiento femenino y defensa del territorio.

Nuestra apuesta pedagógica incluye talleres vivenciales, ferias culturales, formación en técnicas artísticas y acompañamiento mutuo entre emprendedoras.

De esta manera propiciamos la generación de ingresos a través del comercio justo, al tiempo que también creamos vínculos afectivos, redes de apoyo y comunidades de cuidado.

¿Satisfacciones personales?

Más que la oportunidad de destacarme como artista plástica, lo más satisfactorio para mí es ser reconocida como cultora, como líder social y cultural, como formadora y sembradora de esperanza.

Mi gran satisfacción es haber desarrollado una capacidad para articular el arte con procesos pedagógicos, organizativos y comunitarios.

Mi entrega ha sido motivante para que otras mujeres encuentren en el arte la mejor opción de resistencia, de expresión y de sustento.

Otra gran satisfacción personal es ver que niñas, niños y jóvenes descubran sus talentos, sus historias y sus voces en nuestros talleres que, además de enseñar técnicas, enseñan valores de identidad y autoestima.

¿Estrategias empresariales?

La Tribu Artesana comercializa productos, participa en ferias, promueve catálogos digitales en redes sociales, conectamos directamente el arte con el comprador.

¿Peticiones al gobierno?

Claro, le solicitamos apoyos institucionales, económicos, espacio físico para nuestra sede, capacitación en innovación empresarial, emprendimiento, liderazgo e intercambio cultural.

Érica Solarte Otero es una artista sembradora de dignidad. Es constructora de puentes intergeneracionales.

Concibe la vocación por las artes plásticas, como oportunidad para la creación, compromiso con la vida y el territorio, como una apuesta futurista, de belleza, de justicia social y memoria histórica.

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