Cali, julio 21 de 2025. Actualizado: sábado, julio 19, 2025 22:31
Ciclos que se heredan sin darnos cuenta
Por qué repetimos patrones tóxicos que vimos en nuestra familia
Desde muy pequeños, absorbemos todo lo que ocurre a nuestro alrededor como si fuéramos esponjas. Nuestra familia es el primer entorno en el que aprendemos lo que significa amar, comunicarse, resolver conflictos o reaccionar ante los problemas.
Sin embargo, cuando ese entorno está marcado por el maltrato, el silencio emocional, los celos, el abandono o la manipulación, es fácil caer en una trampa: repetir esos patrones en nuestra vida adulta, muchas veces sin darnos cuenta.
¿Qué son los patrones tóxicos familiares?
Los patrones tóxicos son conductas o formas de relacionarse que se repiten de generación en generación y que, lejos de ayudar, generan daño emocional, mental o físico.
Por ejemplo:
- Normalizar los gritos y la violencia como forma de comunicación
- Creer que el amor implica sufrimiento o celos
- Reprimir emociones para no “molestar”
- Idealizar el sacrificio extremo como muestra de cariño
Estas ideas y comportamientos, cuando no se cuestionan, se convierten en una especie de “programación interna” que influye en nuestras relaciones de pareja, amistad, trabajo y con nosotros mismos.
¿Por qué repetimos lo que nos hizo daño?
1. Porque lo aprendimos como “normal” Durante la infancia, todo lo que hacen nuestros padres o cuidadores lo asumimos como correcto.
Si crecimos viendo relaciones llenas de dependencia, gritos o indiferencia, podemos pensar que eso es lo que el amor implica. Así, sin saberlo, buscamos repetir lo que conocemos, aunque nos duela.
2. Por lealtad inconsciente. Desde la psicología transgeneracional y las constelaciones familiares se habla de una “lealtad invisible” hacia los miembros de la familia.
Es como si, por amor y pertenencia, repitiéramos sus dolores o decisiones para no sentirnos excluidos.
Ejemplo: una hija que elige parejas frías o infieles como su madre, creyendo que así honra su historia.
3. Porque el trauma no resuelto se hereda Estudios en epigenética y psicología muestran que los traumas no resueltos en una generación pueden manifestarse en las siguientes, a través de emociones, creencias limitantes o formas de enfrentar la vida.
Así, el dolor no sanado se transforma en un legado emocional.
¿Cómo romper con estos patrones?
1. Tomando conciencia El primer paso es reconocer que algo no está bien. Pregúntate: ¿Este comportamiento es mío o lo aprendí? ¿Me hace bien o me lastima? ¿Estoy repitiendo una historia que no me pertenece?
2. Pidiendo ayuda terapéutica. Un acompañamiento psicológico puede ayudarte a identificar esos patrones, sanar heridas de la infancia y crear nuevas formas de relacionarte desde el respeto y el amor propio.
3. Reeducándote emocionalmente. Aprende nuevas formas de comunicarte, de poner límites, de quererte. Hay libros, talleres y recursos que pueden ayudarte a reconstruir lo que aprendiste desde el dolor.
4. Rompiendo el silencio familiar. Hablar con honestidad sobre lo que ocurrió en tu familia no es culpar, sino liberar.
Aceptar que hubo errores o heridas es parte del proceso de sanación.
Repetir patrones tóxicos familiares no te hace débil ni “malo”. Solo significa que estás repitiendo lo que conociste sin haber tenido la oportunidad de sanar.
Pero sí puedes romper el ciclo. Al tomar conciencia, trabajar en ti y elegir con amor, puedes escribir una nueva historia, para ti y para las generaciones que vienen.
*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.