Cali, diciembre 23 de 2025. Actualizado: martes, diciembre 23, 2025 17:55
El aguinaldo para Cali
Estaba un poco desjuiciado con las columnas para el Diario Occidente, pero me llenó de orgullo que, en medio de una novena, alguien me preguntara por qué no había vuelto a escribir.
La respuesta típica fue la de siempre: no tengo tiempo. Ojalá no tenga que volver a sacar esa excusa en 2026.
A partir de esa anécdota se me ocurrió pensar en cuál debería ser la lista de aguinaldos para Cali.
Una lista simbólica, pero necesaria, que voy a dividir en dos partes: lo que le debe dar la ciudadanía —los caleños, los habitantes de esta ciudad— a la Sucursal del Cielo, y lo que le debe dar la administración municipal a Cali.
Empecemos por los aguinaldos que los caleños le debemos a nuestra ciudad:
- Respetar las normas y las leyes.
- Denunciar los actos de corrupción.
- Pagar los impuestos.
- No botar basura en las calles.
- Respetar la vida del otro.
- Ser solidarios.
- Participar en los procesos democráticos.
- Dar buen ejemplo y formar a los niños para el futuro.
- Cuidar el medio ambiente y a los seres sintientes.
- Hablar bien de Cali y defenderla con argumentos.
Ahora, ¿cuál es el aguinaldo que la administración le debe dar a Cali?
- Cero actos de corrupción.
- Terminar las obras del antecesor.
- Dejar obras para que el siguiente las continúe.
- Invertir bien los impuestos.
- Garantizar que a los niños menos favorecidos no les falte nada.
- No abusar del poder.
- Impulsar el desarrollo económico.
- Atender y escuchar a la ciudadanía.
- Planificar el desarrollo de la ciudad.
- Garantizar el acceso a los servicios básicos.
- Si estos 20 aguinaldos se cumplieran —o al menos se intentaran cumplir— Cali sería una ciudad distinta.
Porque sacar a Cali adelante no es tarea de un solo lado. Es una responsabilidad compartida entre ciudadanía y administración.
La ecuación es sencilla y no admite atajos: todos ponen.
La administración actual no puede seguir pidiéndole paciencia a una ciudad que ya ha esperado demasiado. Cali necesita decisiones firmes, obras que se vean y una gestión que se sienta en los barrios.
El tiempo pasa rápido en el gobierno y lento para la ciudadanía. Cada error, cada demora y cada silencio se pagan caro.
Gobernar es actuar, escuchar y corregir, porque el mandato no es eterno, pero las consecuencias sí.
