Cali, diciembre 11 de 2025. Actualizado: jueves, diciembre 11, 2025 09:23
Señales moleculares que predisponen el desarrollo de patologías
Estudio de ADN revela el parentesco entre 14 trastornos mentales
Un estudio internacional, publicado en la revista Nature, ha identificado variantes genéticas de riesgo compartidas por 14 trastornos psiquiátricos.
El análisis de datos de ADN de más de un millón de personas ha iluminado el vínculo biológico que explica por qué afecciones como la esquizofrenia y el trastorno bipolar o la depresión y la ansiedad suelen coincidir en clínica.
La investigación, liderada por expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y la Universidad de Ámsterdam, encontró que estas dolencias no son entidades completamente aisladas, sino que comparten “señales moleculares” que predisponen al desarrollo de varias patologías mentales.
Según Antoni Ramos Quiroga, jefe de Psiquiatría del Hospital Vall d’Hebron, estos hallazgos abren la puerta a una medicina más personalizada.
Los autores agruparon los 14 trastornos en cinco grandes “factores” genéticos con alta correlación: el compulsivo (anorexia, TOC y síndrome de Tourette), el internalizante (depresión, ansiedad y estrés postraumático), el neurodesarrollo (autismo y TDAH), el psicosis-bipolar (esquizofrenia y bipolaridad) y el de sustancias de abuso (adicciones a tabaco, alcohol, cannabis y opioides).
Primeros pasos para redefinir el diagnóstico
Los investigadores destacan que las variantes compartidas muestran máxima actividad durante el desarrollo fetal, lo que sugiere que las alteraciones comienzan en etapas tempranas de la formación cerebral.
Estos resultados apuntan a replantear las categorías diagnósticas actuales, muy centradas en síntomas y no tanto en su base biológica.
Los expertos insisten también en la interacción entre genes y ambiente: las variantes detectadas son factores de predisposición, pero no determinan por sí solas la enfermedad.
Ramos Quiroga recuerda que el estrés, el abuso de sustancias o eventos traumáticos pueden “activar” esas vulnerabilidades genéticas, reforzando la importancia de abordar la salud mental desde una perspectiva integral.

